El amor es como la bicicleta, en la que hay que pedalear y pedalear, manteniendo el equilibrio sino corres el riesgo de caerte y romperte(le)….el corazón.
La primera vez que nuestra enamorada nos deja, chica de la cual estas perdidamente enamorado (más perdido que enamorado), caemos en la más profunda y colosal depresión. El apocalipsis llega a tu vida, trayendo huracanes, tornados, hecatombes y terremotos que arrasan tu ecosistema emocional, no dejando nada a su paso. En ese momento, te sientes sólo, damnificado, vulnerable a merced del diluvio universal. El solo hecho de no volver a ver a la que iba a ser la “mujer de tu vida” nunca más, te genera un vacío inacabable, una estocada en el empeine, un dolor interminable que se encierra entre las cuatro paredes de tu habitación. Luego, como eres autodestructivo, quieres recordarla y enciendes la radio y pones “My heart will go on” de la película Titanic, como para ponerle la cereza al pastel del sufrimiento. Claro, si luego de todo esto no te suicidas, el resto de la semana es como si lo hubieses hecho, estarás muerto en vida. Sin ganas de estudiar, de trabajar, de comer, de salir con tus amigos, de conocer otras chicas, con ganas absolutamente de nada, un zombi, una piltrafa humana.
Como ya estás muerto, ahora sigue tu periodo de luto. Que puede durar días, semanas, meses, incluso años dependiendo de que tan fuerte hayas estado involucrado. Al inicio del periodo estarás pensando en todas las mil y un razones del porque coño te dejo. Quizás por incompatibilidad de caracteres, quizás porque descubrió una affaire tuyo, quizás porque ya no le gustaste más, quizás porque eras demasiado posesivo y la aburriste, quizás porque andabas de joda en joda y le dabas la última prioridad a ella, en fin miles de razones que podrían ser la excusa perfecta de ella para encubrir la verdadera y suprema razón: que te dejo por otro, que es mejor que tú. (En buen cristiano, que lo hace mejor que tú).
En fin, razones hay miles, pero ella te dejo, no a través de una conversación definitiva como debe ser, sino a través del Messenger. Tú eres más chapado a la antigua y esperabas que te lo dijera en tu cara, pero no, te dejo hecho mierda y te eliminó del Messenger, sin chance de dar una explicación. Si sabes que tuviste culpa, lo único que se te va a pasar por la cabeza es ir corriendo a hablar con ella personalmente, de solucionar el problema, de que ella recapacite en su decisión y que vuelva contigo, y así resucites de entre los muertos. Piensa por un instante, que una chica que te deja, si tiene un mínimo de dignidad, ni cagando va a querer regresar contigo, hagas lo que hagas, si tú tuviste mucho de culpa en la ruptura, y sino tuviste nada de culpa tampoco va a querer regresar contigo. Así son las mujeres, nadie las entiende, ni Dios.
Vas a escribirle toneladas de correos, la vas a llamar, pero nada, no te contestará. La buscarás a su casa y no te abrirá la puerta. Un amigo inteligente te dice, que lo mejor es que no hagas nada, que lo dejes ahí. Pero no, te han quitado una parte de ti, sientes dolor, y la única forma de desaparecerlo es que ella vuelva. Obviamente todo tu esfuerzo va a ser en vano, es más, en vez de mejorar las cosas, las vas a empeorar, debido a que en la cabeza no tienes un cerebro para pensar, sino tienes un corazón hecho mazamorra para cagarla más. Acercarte a ella con el fin de resucitar entre ambos algo que esta muerto, la asfixia, la ahoga, la sofoca lo cual va a desencadenar que en vez la chica recapacite en su decisión, termine odiándote más, y restregándote en la cara que te dejo por otro, que es mejor que tú (lo que equivale a decir que lo hace mejor que tú), lo que sería el acabose, el jaque mate, un disparo a quemarropa, la muerte definitiva para un macho que se respete.
Pero tú eres un animal autodestructivo y no piensas en eso, simplemente quieres que vuelva contigo. Quieres volver a ser feliz, quieres resucitar, quieres vivir y la única forma que eso ocurra es que ella vuelva contigo. Eso nunca ocurre. Tú eres el único huevas triste. Ella esta bailando en una discoteca como si nada hubiese pasado tomándose un Apple Martini. En ese momento te diste cuenta que eras totalmente prescindible para ella; mientras que para ti, ella lo era todo. Lejos de odiarla, la admiras. Tu quisieras ser así, te aburriste de ti. Si ella nunca te quiso por lo que fuiste, mejor, tu tampoco quisiste ser así.
[Bueno, la siguiente canción no tiene nada que ver con el tema, pero la pongo porque me gusta. Un versión diferente de “One love” de U2. Disfrútenla.]
[La foto de arriba es de Kate Mellersh, que encontré en Flrick.]