martes, 11 de noviembre de 2008

Yo y Alicia (el burro por delante)

eu-queria-ser-amor-geisa

[Advertencia: recomiendo antes leer los post  "Un pequeño y dulce detalle I y II"  y  "Un sábado de película". ]

La conocí un día de verano, aquellos días en los cuales uno está más proclive al amor y a enamorarse más que en cualquier otro momento del año. La conocí no precisamente en alguna playa del sur de Lima, hubiera sido lo ideal y muy romántico, sino en una aburrida clase de un conocido instituto limeño. La vida y el destino confabularon (más a mi favor) para que dos almas gemelas se encontrasen, y nos dio solo una oportunidad para que ello ocurriese; por esta razón, nos colocó juntos en la misma clase, en el mismo local, el mismo mes y en el mismo horario. Si bien no estábamos en la playa, aquel salón estaba siempre irradiado por un sol espléndido, a pesar de que llevaba clases por las noches, todos los días veía un sol radiante y resplandeciente que iluminaba mi alma y la hacía caer en la ensoñación más profunda. Esa estrella luminosa e inalcanzable llevaba el nombre de Alicia.

 

La primera impresión que tuve de Alicia fue que me pareció una chica de belleza exuberante, cada vez que la veía sonreír me inspiraba una mezcla de bondad, ternura y placer. Todo en ella atrajo inequívocamente mi atención desde el primer instante en que la vi, su cabello, su nariz, sus labios, su figura, su look, sus "Converse", su forma de caminar, pero sobre todo sus grandes ojos, que reflejaban una mirada tan llena de sensualidad como de inocencia, y que encontré tremendamente irresistible. Bastaba ver esos ojos color caramelo monterrico (marrón oscuro) por un instante para sentir esa tranquilidad y paz después de la tormenta. Por eso nunca falté a ninguna clase, solo por verla.

Mi vida después de llevar con Alicia el mismo curso cambiaría en su totalidad, no volvería a hacer el mismo de antes, nada sería igual.  Mis dogmas darían un giro de 360 grados; por ejemplo, mis dogmas en relación al amor. Debo confesar que, antes que Alicia llegara a mi vida, estaba comenzando a dudar de la existencia del amor y de mi mismo como ser capaz de amar; ya no creía en el amor y mucho menos a primera, segunda, tercera o cuarta vista. Lo consideraba un error, manifestaba con énfasis entre mis amigos que era imposible que un hombre y una mujer llegasen a enamorarse con tan solo mirarse. Era absurdo. Además, la verdad sea dicha, si bien anteriormente había tenido una par de enamoradas, fue cualquier cosa menos amor.

 

Pero todo cambió, y de un chispado y un flechazo. Mis ideas sobre el amor se fueron derechito al diablo cuando vi por primera vez a Alicia. Por accidente o azares del destino encontré en la clase 406 (ese es el número del aula en el que llevamos el curso) aquello que hasta el momento había buscado en todos lados y nunca había encontrado. Pero como yo estoy destinado, ya es una ley inexorable en mi vida, a que la cosas que planeo con premeditación minuciosa, nunca se cumplan por equis razones, terminé encontrando suertudamente, accidentalmente y cuando menos me lo esperaba, en la clase 406, lo que por años había estado buscando sin ningún éxito: una niña tan linda como Alicia.

Como no todo podía ser un lecho de rosas y haciendo gala de mi infinita estupidez, casi tiro a la basura la única oportunidad que me había dado la vida de poder conocerla .

Me acuerdo el último día de clases, en el cual nos entregaban los resultados de los exámenes finales. Era el último día que la vería; de modo que, estaba dispuesto a vencer cualquier temor y hablar con ella sea como fuese, sí o sí (no lo había hecho en todo el ciclo por cobarde y huevón). Y no solamente era hablar con ella de cualquier disparate que se me ocurriese, sino además pedirle algún correo o teléfono, lo cual ya era demasiado osado, atrevido y peligroso; pues, ella podía captar el mensaje (de que me gustaba) y mandarme al diablo sutilmente dándome un teléfono o correo fraguado. Pero, que más me quedaba, tenía que hacerlo.

Comenzó la clase, fui el primero en recibir sus resultados (catastróficos) y salí del salón. Entonces, me quedé afuera a esperar a Alicia a que saliera para abordarla y hablar con ella. Como se demoraba un poco en salir, decidí ir al baño, iría lo más rápido posible para no perderla de vista. Hago lo que tenía que hacer, y cuando llego al salón para ver si seguía ahí, me doy con la sorpresa de que ¡YA NO ESTABA!, se había ido. !Puta madre¡. Pregunté a todos alguna pista de su paradero, pero nadie sabía nada. Busqué por todos lados, pero se había ido, y para siempre.

Me deprimí horrores, me amargué y renegué conmigo mismo, me odié, me increpaba que era un imbécil graduado con honores, un LOSER  total. Jamás la volvería a ver, o las probabilidades que otra vez nos encontremos eran microscópicas. La oportunidad que me había dado la vida de poder conocerla la había hecho trisas y luego tirado al tacho de basura.

Ya no podía hacer nada, tenía que resignarme a este fatídico destino. Jamás sabría lo que hubiese ocurrido si le hubiese hablado. La vida jamás de los jamases me perdonaría este pecado de omisión. El hecho de no haber hecho algo, que debí hacer y podía hacerlo, pero que por cobarde y babosaso no lo hice y lo deje pasar, me deja una sensación de angustia espantosamente terrible y dolorosa. Los arrepentimientos no cuentan, ya estaba perdido ya no había forma de recuperarla y encontrarla. Resignado, me largué del instituto.

Necesitaba hablar con alguien, de manera que llamé a uno de mis mejores amigos: Daniel. Le conté el infortunio, y me confirmo lo huevón y bestia que había sido, tenía razón. Me dijo, que si en verdad sentía algo especial por ella, que la buscara y que ya me dejara de huevadas. Pero eso era imposible, hasta ese momento no sabía más de ella que tan solo su primer nombre: Alicia. Finalmente, Daniel me dijo, que hiciera lo que quisiera, pero, eso si, que me dejara llevar solamente por lo que dijera mi corazón e intuición, lo demás era secundario, incluso su opinión. Demasiado cursi, pero tenía razón. Después para subirme el ánimo me dijo que la chica que el estaba persiguiendo había aceptado estar con él en tiempo record. Me alegro por ti, le dije, aunque era mentira, o nose, o no me importaba, me daba igual. En lo único en que pensaba era en Alicia y en subsanar mi estupidez de proporciones elefantiásicas.

Fue entonces, que ayudado por los sabios consejos de Daniel y siguiendo los dictados de mi corazón, me desahuevié y puse en marcha mi plan de búsqueda de Alicia. Tenía que recuperarla, tenía que buscarla por cielo, mar y tierra de todo el Perú, y así lo hice y  tuve la suerte inmensa de hallarla ese mismo día (el cómo es otra historia, que quisás hable en otro post). 

(...)

Luego de aquel primer encuentro celestial con Alicia, que cuento al inicio de este relato, y después de conocerla un poco más durante un par de meses, llegué a la conclusión de que había llegado a una etapa en mi vida en la cual estaba en problemas, y muy graves: me estaba empezando a enamorar de ella. Un momento, como demonios podría saber si era amor si nunca antes me había enamorado de verdad, ¿Qué era eso? ¿Cómo saberlo? ¿Estaba realmente enamorado de ella? No había forma, si recién la conocía, era absurdo. Ni hablar, no era amor, sino una simple ilusión adolescente, una fantasía momentánea.

Sin embargo, no había forma de saberlo. Seguro ya se me pasaría, y otra vez volvería a mi estado natural de soledad. Pero no fue así, pensaba en Alicia y en esa sensación todo el tiempo, no podía ignorarlo. Finalmente, me di cuenta de que ya no había escapatoria, ya era demasiado tarde, aquel mal, aquella ilusión se había dispersado por todo mi organismo afectando principalmente mi cerebro y corazón, era irreversible, ya no podía controlarlo.

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Sin lugar a dudas e irónicamente, mi cura (y mi mal) era Alicia. Así que luego de un par de meses de ir explarandonos y conociendonos, decidí actuar y fuerte. Ya no callaría ni reprimiría más este sentimiento hacia ella. Le demostraría con cautela, paso a paso, poco a poco (para no pecar de cargoso y regalado, eso es poco atractivo) lo mucho que me gustaba. Iría llenando poco a poco la piscina en la cual iba a hacer un clavado olímpico, le diría en vivo y en directo lo locamente enamorado que estaba de ella. Debo admitir, que no sabía muy bien estos avatares del flirteo (por no decir nada) y podía pecar, ya más, de torpe, tonto y burro.

Y eso se agravaba si estaba enamorado ella. Una vez leí que “Cuando se está enamorado se liberan ciertas hormonas que tienen un efecto similar al causado por las drogas”. La verdad sea dicha, es así, sino, no haríamos una serie de estupideces, es como si el cerebro se bloqueara (por el virus de amor), no entendiera de razones lógicas y se perdiera el sentido común de la cordura.

Volviendo al tema, era consciente que no todo podía ser tan romántico, pues existía un riesgo. De no llegar a ser correspondido, sufriría y bastante, así como conocería lo que es el amor, también sentiría (por primera vez) lo que era el dolor y el sufrir por amor. Aunque, pensandolo bien, esos sentimientos son indesligables, van de la mano, uno lleva al otro. Una vez una amiga me comento que "un corazón que sufre, es porque ama". ¿Sería cierto? ¿Tenía que sufrir? ¡bah! No me importaba, me arriesgaría.

De manera que, decidí jugarme el todo por el todo, apostar todas mis cartas, jugarme todas mis acciones en esta aventura descabellada con Alicia. Era un locura, sí, las posibilidades de ser correspondido, creía yo, en ese momento eran como de 10 en un millón. Pero al menos había alguna oportunidad, había esperanza. Confiaría en que todo saldría bien.

Claramente muy cursi, pero honesto.

Continuará....

[La siguiente foto fue tomada por la encantadora y blogger Alicia Bisso,  la tome prestada. Me pareció que encajaba como añillo al dedo al relato. Me encanta. No se confundan la protagonista del relato es otra Alicia xD]

 ALICENTRALPARK

7 comentarios:

Anónimo dijo...

hola amioo , como ya tu sabes q eres mi escritor favorito,esa paciencia,dedicacion d scribir interesantes post , hablan mucho de ti un hombre con mucha sabiduria, inteligencia,pulcro,dedicado en lo que te gusta hacer y conseguir lo que deseas,eres un buen ejemplo a seguir ,asi es q chicos lean el post,tiene mucho para aprender. . suerte sigue asi amioo contando tu historias, etc, etc, suerte

Lara Holmes dijo...

Moraleja...debes ser más aventado :-D

Ferr dijo...

Anita: ¿Estás hablando de mi :S? igual te agresco por la palabras.

Lara Holmes: Y aventajado también :P. Hey gracias por invitarme a tu cumple. Ahí nos vemos.

Ferr C.

Claudy dijo...

buuuuuuu! me dejaste mal con el continuará , pero sin duda esta droga tan agobiante del amor nos hace actuar de maneras inexplicables.. pero no olvides k el k no arriesga no gana..!!:D besos!

Anónimo dijo...

bueno otra vez aplausos para ti me sorprendiste nunca pense que te podias inspirar tanto en una mujer si que tienes talento asi que sigue adelanto con lo que sabes hacer y muy bien bueno este es otro tema dime a mi no me invistaste a tu cumple :S

Anónimo dijo...

FERR ME ENCANTA COMO ESCRIBES Y LO SABES,BUENO SE DICE Q EL AMOR ES UN BICHITO LO DIFICIL ES SABER CUANDO APARESE Y CREO Q TU LO ESCUBRISTES. SIN TODOS LOS HOMBRES PENSARAN COMO TU Y ACTUARAN DE ESE MODO SERIA MARAVILLOSO PARA NOSOTRAS.BUENO ESPERO LOQ CONTINUA ESATRE AL TANTIO HE.
UN BESOTE.

Anónimo dijo...

oooh inteligente pulcro dedicado!?hmm chimuelo no mas..jajaja
Leyendo todas tus publicaciones, de verdad sorprende la manera como te situas y empiezas a desarrollar toda una historiaaaa..=) dandole un toque d humor.